La lista de desaparecidos
en Ecuador es extensa, según las organizaciones de familiares que han surgido
en los últimos tres años. Su voz se levanta exigiendo del Estado una acción
oportuna y eficiente que les dé respuestas ciertas sobre el destino de sus seres
queridos. Cada miércoles, frente a Carondelet, un grupo de ellos realiza
plantones para visibilizar sus casos, todos marcados por la angustia de no
saber que ocurrió con sus hijos, padres, hermanos, a los que no han vuelto a
ver.
Quito. Plantón por las personas desaparecidas en el país. |
LA PLAZA GRANDE: EL LUGAR DE ENCUENTRO, LA PROTESTA, EL PEDIDO, EL SILENCIO
Miércoles 13 de mayo, 11h00. Puntual como siempre, aparece Telmo Pacheco en la Plaza de la Independencia y llega cargado. Porta lienzos que comienza a desplegar con paciencia justo frente al Palacio de Carondelet, la sede principal del gobierno de Rafael Correa, en Quito. Pacheco, como presidente de la Asociación de Familiares de Desaparecidos del Ecuador -ASFADEC- nunca falla a la cita que se ha impuesto desde hace un par de años.
A los pocos minutos, decenas de rostros de hombres y mujeres se pueden apreciar en las grandes telas que ya están en exhibición,
para que todas las personas que pasan por la Plaza Grande puedan verlos bien. Por momentos, pareciera que alguno de ellos se cruzó por nuestro camino, luce como un rostro familiar. Tal vez. Son personas comunes y corrientes que, un día, simplemente desaparecieron sin dejar ningún rastro, ninguna huella. Como que si la tierra se los hubiese tragado.
Y sus familiares se han quedado, al principio, pasmados por el impacto de reconocer que uno de los suyos no ha vuelto más a casa. Después, han decidido, tomar acciones. Y una de esas es acudir todos los miércoles a un plantón frente a la sede del gobierno para seguir reclamando por su búsqueda efectiva.
“Esto nos puede pasar a cualquiera de nosotros”, le dice Pachecho a una mujer que se acerca curiosa a ver de que se tratan esos lienzos regados a lo ancho de la vereda frontal a Carondelet.
La mayoría de la gente que cruza por ahí solo observa en silencio. Ponen una cara de circunstancia que puede pasar como de solidaridad, y se van. Pocos se acercan a preguntar más. Uno de ellos, un extranjero europeo que luce bastante interesado. Con un español básico expresa que situaciones como estas merecen una lucha como la que en ese momento se estaba desarrollando.
Telmo Pacheco no está solo. Al poco tiempo llegan más compañeros de este camino que han escogido. Todos con fotografías de sus seres queridos a quienes no han vuelto a ver más. También portan megáfonos. La protesta no es solo silenciosa y pronto comenzarán a reclamar en voz alta.
TELMO PACHECO JR. FUE A UN RETIRO ESPIRITUAL Y NUNCA MÁS VOLVIÓ
La historia de Pacheco, o mejor dicho, la de su hijo que tiene su mismo nombre, es esta: hace tres años estuvo en la clínica Inglés de Quito para un trámite referente al nacimiento de su hijo recién nacido, a quien iba inscribir en el Registro Civil. Allí conoció a una mujer que resultó ser integrante de una comunidad religiosa evangélica.
Esta señora entabló rápidamente amistad con él y lo convenció, luego de insistir mucho y durante más de dos meses, para que participe de un retiro espiritual que se desarrollaría en Loja. Este evento se cumplió un fin de semana y el joven Pacheco viajó solo, estuvo en casa de la mujer y posteriormente fue a Vilcabamba, el lugar escogido para que los asistentes reflexionen y encuentran paz en sus almas. Posteriormente, el visitante volvió a Loja y estuvo dos días más en la casa de la hermana evangélica.
“Después de eso, desapareció. Lo llamamos varios días, timbraba. El teléfono estaba funcionando, pero nadie respondía. Nunca más volvimos a saber de él”, recuerda el presidente de ASFADEC.
El caso de Pacheco fue archivado por el primer fiscal que llevó el caso en Loja porque apareció un video en el que se observa a un hombre retirando dinero de un cajero automático en esa ciudad, tres días después que dejó la casa de la religiosa. “Su hijo está vivo, es una persona adulta, simplemente no quiere regresar”, fue la frase que recibió por parte de la autoridad de la justicia. Pero el padre no está convencido que el joven que sale en la grabación sea su hijo. No lo identifica plenamente y de aquello han pasado más de tres años. Sin ninguna respuesta.
UNA ASOCIACIÓN PARA APOYARSE EN SU DOLOR Y EN SU LUCHA
Lo de la Asociación fue una idea que surgió después. Y fue tomando forma con la lucha que emprendieron los familiares de la joven colombiana Carolina Garzón, desaparecida en circunstancias igual de misteriosas el 28 de abril de 2012, en Quito. Al principio fueron cuatro, pero que el grupo crezca y adquiera notoriedad solo fue cuestión de tiempo.
Ahora están recogidos 83 casos de desapariciones en Asfadec, pero esta no es la única asociación que existe. Ahora son cuatro, producto de divisiones internas que, tratándose de un causa tan sensible, parecen no tener razones lógicas. De aquello no se quiere profundizar para no armar polémica, pero lo cierto es que de parte del propio gobierno se lanzaron críticas a la organización inicial, tildándola de haber caído en la politiquería.
Imagínese, a mi me han dicho que soy militante del MPD. No lo soy y si lo fuera, ¿qué?. ¿No existe ya en el Ecuador la libre asociación?, reclama Lidia Rueda, quien cuenta que una prima suya, María Torres, desapareció hace 40 años en Guayaquil y asegura conocer las angustias de las familias que se encuentran en el drama de la búsqueda incansable de uno de sus integrantes.
LA ESTUDIANTE DE RIOBAMBA QUE LLEVA DESAPARECIDA MÁS DE UN AÑO
Byron Samaniego es el padrastro de la joven universitaria Angie Carrillo Labanda, quien desapareció en Riobamba una tarde en la que salió de casa para retirar algo de dinero. Fue un día normal como todos, de esos que nadie se imagina que terminaría mal. De eso ha pasado más de un año y no hay una sola pista. Se investigó al novio, quien era bastante “intenso” en la relación, según su familiar, pero los interrogatorios que se le hicieron no detectaron ningún tipo de vinculación.
Lo que se determinó fue que su celular estuvo activado en Quito, pero nada más. Y el reclamo de Samaniego, como el de resto de manifestantes de la Plaza Grande es que de parte del Estado y sus oficinas no ven una acción fuerte de búsqueda o de investigación. La familia de Angie, su madre especialmente, solo tienen una esperanza: que se encuentre viva, en alguna parte. Pero no tener ninguna certeza llega a quebrar los estados de ánimo. Por eso la madre de la joven no estuvo ese miércoles en la plaza.
Lo que los familiares reclaman al Estado es una acción fuerte y continua de búsqueda e investigación. La Fiscalía les responde que están actuando, que hacen todo lo que pueden. Pero el resultado sigue siendo el misterio.
UNA CITA CON EL PRESIDENTE LLENA DE DESENCANTOS
El presidente Rafael Correa los recibió, por segunda ocasión, en Carondelet, en marzo pasado. De los resultados, Pacheco tiene solo desilusión. Dice que solo recibieron informes de como avanzan las investigaciones, de los grandes esfuerzos realizados según las fuentes oficiales y los pedidos de más paciencia. “Le tiran a uno solo paños de agua tibia para tranquilizarlo”, compara. Pero según Pacheco, nada concreto en cuanto a resultados. Reclamó por eso y no le fue bien; el presidente lo señaló y le dijo que estaba inconforme con lo que se hacía e inconforme con lo que no se hacía.
ROBERTO ESTÉVEZ FUE A UN MATRIMONIO Y AMANECIÓ MUERTO EN UNA QUEBRADAEsa es la esencia de quienes han resuelto no quedar conformes mientras no tengan noticias de sus hijos, padres, parientes, a los que no han vuelto a ver. Y a ellos se ha unido otra asociación, conformada por familiares de quienes finalmente sí aparecieron, muertos, y la justicia simplemente determinó que se trató o de un accidente o un suicidio.
Susana Valencia, madre de un joven que murió en una fiesta y ninguno de los invitados vio nada. |
Susana Valencia es la presidenta de esta asociación y con su caso ella busca poner un ejemplo de resistencia a los fallos que no encontraron culpables en hechos envueltos por el misterio. Su hijo, Roberto Estévez Valencia, acudió a una boda por la mañana el 21 de abril en una quinta ubicada en Tumbaco. Hubo 140 invitados y la fiesta se prolongó hasta la noche, cuando quedaban unos 40. Pasadas las 20h00, su hijo desapareció de la recepción y nadie de sus amigos lo vio.
Al otro día, apareció muerto en una quebrada, con su elegante terno casi intacto. Según su madre, la primera autopsia determinó que había fallecido ahogado, pero se realizó una segunda y en esta no se encontraron signos de asfixia por inmersión. La teoría que ella maneja es que pudo haber ingerido algún tipo de veneno, que le provocó un paro cardiaco. El caso sigue abierto y su lucha, dice, es contra el sistema.
El cambio permanente de fiscales perjudica la investigación e incluso uno de ellos llegó a decirle: “señora, ¿qué hace aquí? ¿no tiene nada que hacer en su casa?”. Cuando un familiar recibe una respuesta de esta naturaleza ante tanta insistencia por una respuesta válida, se toma conciencia, dice ella, que la lucha siempre valdrá la pena.
¿Hasta cuándo? Esto recién está comenzando a visibilizarse y a ser tomado en cuenta en las agendas informativas. “En Ecuador hay muchísimos desaparecidos, muchos casos en la impunidad y es hora de decir basta”, decían con megáfono en mano los líderes de estas agrupaciones que, por ahora, se han planteado en firme seguir, todos los miércoles con estos plantones, frente a Carondelet, porque es el símbolo del poder de un Estado obligado a darles una respuesta.
LA CARTA DE UNA MADRE DESESPERADA
“Quien les habla es una madre desesperada, yo Yadira Labanda, soy madre de la Srta. Angie Marianella Carrillo Labanda, desaparecida desde el 28 de enero de 2014. Angie fue miembro de una prestigiosa universidad,Escuela Superior Politecnica de Chimborazo ESPOCH. Al momento de su desaparición Angie tenía 19 años, en la actualidad tiene ya 20, al igual que ustedes jóvenes mi hija tenía sueños y metas por cumplir, soñaba con un día graduarse de la carrera de Medicina, soñaba con ser una buena profesional, tenía tanto sueños hasta aquel horrible 28 de enero en que sin dejar rastro alguno desapareció, dejando en mi como madre el más terrible de los vacíos que un ser un humano puede sentir.
Escribo esto porque sino, NO, voy a poder seguir con mi vida, ya que necesito que la desaparición de mi hija no se quede como un simple número más, como una estadística fría de tantos casos que incluso llevan años sin ser resueltos, yo necesito contarles que desde aquel día no puedo, ni dormir, ni pensar, ni respirar bien.
No sé bien a quién le escribo, o a quien deseo conmover, pero doy por sentado que cada quien se dará por aludido.
Deseo contarles de mi largo camino en búsqueda de mi hija, como las autoridades han hecho caso omiso de mis ruegos, como teniendo un sospechoso principal, no han sido capaces de obligarlo a decir dónde está mi hija, pues bien tengo que decirle a todos ustedes que mi hija no vino a este mundo a ser una mediocre, así que no puedo creer como una bestia obsesiva y celoso pudo arruinar la vida de una joven buena, bella y con tantas metas, porque estoy segura que mi hija puede hacerse cargo de los errores que cometió, pero no del delito que cometió él. Y la totalidad de la vida de mi hija no puede reducirse a que una persona la haya desaparecido, y para mi desgracia está libre como si nada hubiera pasado como si la vida de mi Angie no hubiera sido nada para él. Para mí la libertad es lo más preciado que tenemos y él no se la merece.
MI hija merece volver a ser libre y volver a tener sueños, y yo como su madre merezco volver a sentir cosas lindas, a verla graduarse, casarse, tener su familia ME LO MEREZCO, pues soy su madre y como madre no traje hijos al mundo para que me los mataran o me los desaparecieran, no merezco sentir este veneno que tengo dentro mío. Merezco volver a reír con ganas y a llorar solo por lo que haga falta. Merezco tener una familia unida con todos mis hijos a mi alrededor. Y si esto es mucho pedir, entonces, por lo menos merezco una explicación para saber dónde está mi hija. Merezco volver a confiar en alguien una vez más. Porque cuando no te dan respuestas, el tiempo es denso y esperar es un espanto.
Quiero que la vida me deje de doler. Quiero que estar despierta sea un deseo y un motivo de alegría y no una tortura por no saber nada de mi adorada ANGIE CARRILLO LABANDA.
Por esto, jóvenes hoy les invito a reflexionar, a que no dejen que abusadores hagan de sus vidas un infierno, no permitan que un celópata, obsesivo destruya sus ilusiones, y que trunquen sus esperanzas, recuerden que un abusador no solo es aquel que usa la fuerza física, también está el abusador que con presión psicológica puede destruir su interior, por favor que nunca nadie les haga creer jamás que fueron, son o serán culpables de que sean maltratadas.
Donde quiera que este mi hija quiero que sepa que no hay un momento de mi vida que no piense y luche por encontrarla. Como quisiera que alguien hable, me digan dónde está mi hija, que hicieron con ella, solo deseo volver a abrazarla y verla cumplir con la mayor responsabilidad que tenemos todos los seres humanos que es ser FELIZ… te amo hija mía Dios te bendiga siempre… aún te espero… GRACIAS”.
Contenido publicado originalmente en:
Marlon Puertas
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