Alexandra dos años
buscando la verdad, Alexandra dos años haciendo una y otra vez la misma pregunta
a centenares de funcionarios, Alexandra dos años recibiendo las mismas
respuestas vacías, carentes de fundamento….
Durante estos dos años, el Estado ecuatoriano, al igual que en otros tantos casos,
ha negado a Alexandra Córdova y a su familia el derecho a la verdad. Nos ha
negado ese derecho a todos y todas quienes diariamente preguntamos ¿Dónde está
David Romo?...
Esa ausencia de verdad en el caso de David Romo también implica que el Estado ecuatoriano
ha favorecido la impunidad y la repetición crónica de estas gravísimas
conductas que alteran la integridad personal, la vida… porque cuando desaparecieron a DAVID, a CAROLINA,
a JULIANA, a ORLANDO, a CAMILO, a LUIS DANIEL…. Desaparecieron sus proyectos de
vida, sus búsquedas, sus sueños, sus amores…y entonces también nos privaron a
todos de disfrutarlos y construirlos con ellos, con ellas…..
Esta falta de verdad sobre lo que ocurrió con ellos y ellas pone de manifiesto
la inadecuada investigación y administración de justicia, pone en evidencia que el Estado ecuatoriano
incumple una de sus principales obligaciones vinculada al esclarecimiento
judicial de conductas como la desaparición, propiciando además una total
indefensión para las victimas presentes y futuras. El no esclarecimiento
oportuno e integral de los hechos, la no sanción a los responsables de los
mismos generan responsabilidad estatal por incumplimiento de su obligación de
brindar protección judicial. Así mismo lo generará la ausencia de medidas de
prevención del daño al no adoptar las medidas necesarias para asegurar la
efectiva protección de los derechos humanos en las relaciones
inter-individuales.
Por ello, para reconstruir los sueños y reivindicaciones que dieron sentido a
la vida de David Romo, de Carolina, de Juliana, de Orlando, de Camilo, de Luis
Daniel… y lograr que estas injurias a la dignidad humana no vuelvan a repetirse
es preciso recuperar LA VERDAD y vencer la memoria oficial que el Estado
pretende imponernos cuando intentan poner sobre DAVID y sobre su familia la
responsabilidad de los hechos, cuando pretenden dividirnos de otros familiares
imponiendo supuestos privilegios, cuando nos hablan de 800 diligencias que no
llegan a ningún sitio y solo terminan convertidas en 800 infructuosas
actividades que engrosan un expediente y pueden incluso a justificar salarios y
ascensos.
Y es que al final de estos dos años ni las estadísticas oficiales, ni los
pretendidos expedientes de “investigación y justicia” que maneja la
institucionalidad nos pueden dar cuenta de esta verdad. Únicamente la versión
de las víctimas, sus familiares y amigos es la que podrá dar cuenta de los
proyectos y los sueños de David, del vacío de su ausencia, de la persistencia
de su madre, de los hechos.
Uno de los desafíos más grandes que dos años después queda latente es que el Estado
ecuatoriano, sus fiscales, sus agentes policiales y su institucionalidad debe
aprender a recuperar la voz de las víctimas, a dar valor a sus aportes, a
generar actuaciones que sean reparadoras y no agraven más el daño, que ya la
desaparición de su ser querido les ha causado; a reconocer sus omisiones y
debilidades institucionales para abordar este gravísimo fenómeno y dar
respuestas efectivas…. Porque la ausencia de verdad impide justicia, incrementa
la impunidad y favorece que los responsables de estos gravísimos hechos se
amparen en el olvido y la distorsión de la memoria…
Plaza Grande. Plantón de visibilización de las personas desaparecidas en el país. Foto: Giovanni Rueda. |
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