Por: Fernanda Báez, reportera de Ayúdanos a encontrarlos - Rayuela Radio.
Alexandra Córdova en las calles, Credito: A.C |
Entre reuniones, entrevistas,
investigaciones y miles de escritos a personalidades se encuentra Alexandra
Córdova que solo tiene un propósito: reunirse nuevamente con su hijo, David
Romo, desaparecido el 16 de mayo de 2013, en el sector de la Mitad del Mundo,
en el norte de Quito.
Son dos años sin David, así lo
denunció Córdova quien dice: la esperanza es tan terca que, aunque pasen los
años, lo seguiré buscando hasta encontrarlo. Ella al igual que cada familiar,
de los 1606 desaparecidos que reporta Fiscalía, no pierde la esperanza de volver a ver sus seres
queridos ausentes. Entonces no son solo las 1606 víctimas de la desaparición,
son muchas más, amigos, hijos, padres, hermanos que reemplazaron sus sueños y
metas por el sueño y la esperanza de encontrar a los desaparecidos.
"Cuando una persona
desaparece hay dos tipos de víctimas: la que desaparece y sus familiares, que
se debaten entre la esperanza y la desesperación, que viven sumidos en la
incertidumbre y el dolor, que esperan noticias, a veces durante décadas",
explicó Marianne Pecassou, jefa de las actividades del Comité Internacional de
la Cruz Roja, el año anterior.
Con lágrimas en los ojos, Córdova recordó el jueves pasado, 21 de mayo del
2015, a su hijo David en un evento realizado en la Facultad de Comunicación
Social de la Universidad Central del Ecuador.
“Hace 23 años Dios me dio la dicha de tener a
mi primer hijo – dijo Córdova- esperábamos
con ansias su llegada. Cada detalle preparado con la más grande ilusión y amor.
David fue creciendo en medio del amor de sus padres y abuelos que lo consentían
sin parar. Todos nos sentíamos orgullosos de nuestro amado David (…)Un día que
debió ser tan normal como otros tantos, fue el que cambiaría mi vida y la de mi
familia, aquel 16 de mayo del 2013, no lo olvidaré jamás, cómo olvidarlo, si mi
adorado hijo, aquel hijo a quien criamos con tanto amor y cuidados, me lo
arrebataron…” Han pasado dos años ya.
Córdova lucha a pesar del dolor,
“pero son dos años de desaciertos, cambios de fiscales, gente que se calla lo
que sabe y diligencias lentas y largas, que no llevan más que a engrosar el
expediente, pero no llevan a David – dice Córdova-. La investigación está muy
bien, dice el fiscal investigador a cargo. “¿Pero qué bien puede estar si mi
hijo aún después de dos años continua desaparecido?”.
Para dar con alguna pista sobre
el paradero de su hijo estudiante de la Facultad de Comunicación Social,
Córdova realiza campañas, sale a las calles y va a los plantones por los
desaparecidos. No está sola, siempre encuentra con otro familiar que busca
justicia al igual que ella. Son los padres y madres de Juliana, Luis,
Angie… que buscan visibilizar que sus hijos están desaparecidos y que el
sistema de justicia no da resultados.
Ante la falta de respuestas del Estado, los familiares
buscan alternativas para localizar a sus familiares. Córdova expuso varias medidas
de prevención propuestas al municipio del Distrito Metropolitano de Quito,
tales como instalación de cámaras de alta calidad en buses y paradas, difusión
por vía masiva de los rostros de personas desaparecidas, capacitación a
choferes y controladores sobre casos de delincuencia.
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