24 de diciembre de 2014
No sé cómo empezar este escrito. Ni siquiera sé si alguien quiere dedicar unos minutos a escuchar mi desgracia.
Todo comenzó el 28 de enero de 2014, cuando me enteré de que mi adorada hija había desaparecido. Mi vida se vio envuelta en un camino de dolor y sufrimiento por la desaparición forzosa de mi querida hija.
He implorado y he suplicado a cualquiera que pudiera tener alguna relación con el caso de mi hija. He tocado todas las puertas que he podido para saber de su caso. Lo único que he recibido son rumores que me queman el alma y me rompen el corazón: que la han visto en uno u otro sitio o llamadas con pistas falsas. Hay una falta de una investigación seria por parte de las autoridades al inicio de mi caso, en fin son tantas las situaciones que me hacen morir poco a poco cada día…
Las preguntas me angustian y no me dejan dormir ¿Dónde estará mi hija? ¿Estará viva o habrá corrido la peor suerte? ¿Cómo son sus noches? ¿Y sus días? ¿Cómo puede sucederle esto a mi hija, que nunca ha hecho mal a nadie, ni ha matado a nadie, ni ha robado a nadie?
Cuando deambulo mirando sin nada que ver pienso que llegará un milagro, pero los milagros parecen haber roto hace tiempo su alianza con los más débiles.
Me vence la impotencia y me doy cuenta de que mi caso es insignificante para el mundo, que no es más que un número que se añade a tantos otros. Me doy cuenta de que nosotros, los humildes, valemos muy poco a ojos de un mundo en el que reina la le del más fuerte. No me queda más que encomendarme a Dios e implorar con desesperación la justicia divina ya que parece que la comunidad nacional es indiferente a nuestras plegarias.
Aun así, quiero lanzar un grito de desesperación e impotencia con la esperanza de que llegue a oídos receptivos. Para que en este mundo globalizado también se luche por que los derechos humanos se globalicen también y que los débiles disfrutemos de ellos. En particular, apelo a todos los ciudadanos ecuatorianos para que nos estrechen su mano solidaria en la misión de buscar el paradero de mi hija.
Puede que un día, ojalá no lejano, me encuentre con mi hija. Tenerla entre los brazos de nuevo y que nuestras vidas recuperen la normalidad. Necesito conseguir que David vuelva a vencer a Goliat… Necesito volver a creer en el sistema… Necesito confiar en la solidaridad de las personas y en su buen corazón…
Finalmente a ti hija adorad Angie… Quiero que sepas que pase lo que pase siempre me tendrás a tu lado por muy lejos que estés. Siempre estaré contigo apoyándote, dándote fuerzas para superar cualquier prueba que la vida te presente. Y quiero que sepas que nunca, nunca estarás sola, y que no importa cuánto tiempo pase estaremos irremediablemente unidas hasta el final y más allá.
Te quiero, mi vida… hoy, mañana y siempre… TU MAMÁ'
Carta de Yadira Labanda
que busca a su hija Angie Carrillo Labanda
desaparecida el 28 de enero de 2014,
en la ciudad de Riobamba.
Publicada originalmente en Facebook.
0 comentarios:
Publicar un comentario