3 de julio de 2015

Aída Granda no cesó de buscar a su hija plagiada, durante 22 años

En 1993, la vida de Aída Granda Ponce cambió trágicamente. Su hija de un año y cinco meses fue plagiada supuestamente por allegados de una familia para la que ella laboraba en Milagro, como empleada doméstica.
Estefanía, nombre con el que había inscrito a la tercera de sus seis hijos, había desaparecido cuando regresó de hacer unas compras. Su desesperación, relata, la llevó a trasladarse hacia Guayaquil, donde los presuntos culpables del plagio se radicaron luego del secuestro.
“Yo la busqué toda una vida, pero yo no ponía la denuncia porque ellos (los implicados en el secuestro) me decían que no pusiera la denuncia, que ‘ya te vamos a entregar a la niña, ya la vas a ver’”, dice Granda, quien finalmente denunció la desaparición en el 2009.
El fiscal Édison Daquilema asumió el caso en el 2014 y la noche del miércoles pasado, luego de intensas investigaciones, dieron con el paradero de su hija, ahora de 24 años.
Paulette, como se llama ahora la joven, desconocía la realidad de sus orígenes, indica Granda. Ella recibió con asombro la noticia de que la familia con la que había crecido no eran sus padres biológicos.
“Fue maravilloso. Ella estuvo tranquila. De tantos años buscarla, gracias a Dios, la justicia terrenal se hizo presente”, sostiene Granda, quien reside en el cantón Milagro.
El reencuentro fue impactante, asevera. Ella volvió a ver a la hija que no dejó de buscar por 22 años y Paulette descubrió que tenía otra madre.
“Fue un impacto para ella vernos por primera vez, estuve conversando con ella, me pidió que le diera tiempo, para ella recién soy una conocida”, dice.
Después de este descubrimiento, añade Granda, su hija la invitó a visitarla en Durán, donde reside, para conocerla.
Paulette ya está casada y tiene una hija. Su esposo la acompañó a la Policía Judicial, donde también conoció a Granda.
El presunto responsable de la desaparición, Enrique G. P., fue detenido la mañana del miércoles y procesado por plagio, según el fiscal Daquilema. Durante la audiencia de formulación de cargos, se le dictó prisión preventiva.
“Doy gracias a Dios, a las leyes que están ayudando, yo lo que quiero es que se haga justicia y que este tipo no salga así fácilmente, porque yo quiero que pague. Porque así como se robó a mi hija, a cuántos niños más se ha de haber llevado”, declara Aída Granda. (I)
Ella me invitó a su casa, dijo que tenemos que conversar (...). Mis demás hijos quieren conocerla, ver cómo es ella. Ella también me pidió tiempo para conocernos.
Aída Granda, madre
A ella (Granda) la mantuvieron intimidada, amenazada, de que si denunciaba el hecho la iban a matar a ella y a sus hijos. Sin embargo, ella esperó hasta que en el 2009 presenta la denuncia.
Édison Daquilema, fiscal

Contenido publicado originalmente en:
El Universo
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