Es difícil
entender lo que dicen y ganarse su confianza. Son seis adultos mayores cuya
memoria ha ocultado recuerdos de lugares, familiares, amigos o vivencias y que
apenas logran decir algún detalle que se convierte en una pista para descifrar
su identidad.
Desde hace
algunas semanas se refugian en el Hogar de Vida N°1, junto a otras 96 personas
que llegaron, en su mayoría, en condiciones deplorables. A algunos los lleva la
Policía Nacional, a otros, personas que los encontraron vagando por las calles
y a otros los ha encontrado personal de la Unidad Patrimonio Municipal San
José, de Quito.
En lo que va
del año, solo cinco adultos mayores que fueron atendidos en este centro,
ubicado en Conocoto, pudieron regresar a sus hogares, junto a sus familiares.
De un total de 104 residentes en el lugar, 24 son considerados NN, porque se
desconoce su identidad.
Algunos viven
ya algunos meses o años en la antigua casa, rodeada por patios y jardines.
Patricia
Chiguano, trabajadora social del Hogar de Vida, se acerca a estas personas para
conversar con ellas y tratar de conseguir algún dato o pista que sirva para
saber cómo se llaman, de dónde vienen y si tienen una familia que los está
esperando o no.
Ella explica
que más allá de un nombre, el conocer la identidad de estas personas es muy
importante para que reciban de mejor manera una atención médica o, en caso de
que el peso de los años y las enfermedades les ganen la batalla, se pueda
darles una sepultura digna. De lo contrario, un cuerpo sin vida sin una
identidad definida termina en la morgue y, posiblemente, en una fosa común.
Lorena
Pazmiño, la coordinadora del centro, dice que muchas veces los ancianos son
referidos por hospitales o por policías. Llegan desorientados, golpeados,
enfermos, sucios y hambrientos. Al principio suelen estar alterados o a la
defensiva, pero luego se abren poco a poco. El personal del centro se gana su
confianza, habla con ellos y aprende a tratarlos según la personalidad y las
necesidades de cada uno.
Si usted
conoce a alguno de ellos, puede llamar al 234 9432, extensiones 103 o 104 o
acudir a la casa de acogida, ubicada en la av. Jaime Roldós N4210 y av.
Pichincha, en la ciudadela INFA o del Niño, en Conocoto. La mayoría dice
conocer su nombre, pero debido a sus problemas de memoria y de estabilidad
emocional, no se puede concluir si se trata de su real identidad.
Guadalupe Tapia Murillo
Llegó a mediados de julio al Hogar de Vida.
Ella afirma que ese es su nombre, pero a veces cambia el orden de su apellido a
Murillo Tapia. Tiene problemas de lenguaje, pero se da a entender con un poco
de paciencia. Tiene una edad aproximada de entre 70 y 75 años y afirma que es
de Ibarra. Llegó al lugar en condiciones deplorables.
Luis Pillajo
Fue referido
al sitio desde el Hogar de Vida 2, en junio pasado. Fue abordado en el centro
de Quito, en situación de mendicidad. Posiblemente tenga entre 70 y 75 años.
Aunque tiene la capacidad de hablar, se niega a hacerlo y se aleja de las
personas que intentan acercarse a él o tocarlo, sin embargo no es agresivo. La
trabajadora social del centro buscó en el registro civil y encontró que
posiblemente don Luis es de Santo Domingo, pero no se descarta que se trate de
un homónimo.
Dina Ortiz Pacheco
Miembros de
la Policía Nacional la encontraron hace una semana en Quitumbe, en el sur de
Quito. Llegó al Hogar de Vida en malas condiciones físicas y su aspecto estaba
descuidado. Al parecer tiene 70 años de edad o menos. Afirma que tiene esposo y
dos hijos. Prefiere no hablar y tiene actitudes agresivas.
Luis Luciano Guachamín
Personas que
lo vieron deambulando pidieron ayuda al Hogar de Vida, en junio. Lo encontraron
golpeado y enfermo y lo llevaron para que recibiera atención médica en un
Centro de Salud. Él afirma que es de Cotocollao y aparenta una edad de entre 70
y 75 años. El personal de la casa de acogida lo llevó a ese sector, para ver si
reconocía en dónde estaba su casa o a alguno de sus vecinos, sin embargo, él no
pudo ubicar nada familiar, pese a que recordaba el nombre de algunas de las
calles. Ese nombre no consta en el registro, según la trabajadora social del
Hogar de Vida.
Carmen Amelia Vargas Hidalgo
En el
Registro Civil sí aparece una persona con ese nombre, en Guayaquil. Ella solo
recuerda que vive en Quito, cerca de una bomba de gasolina, pero no sabe la
dirección. Ya lleva algunos años viviendo en el Hogar de vida. Fue
diagnosticada con Alzheimer.
María Belén
o Shushú
Vivió
por un tiempo junto a una familia que la acogió, pero ellos ya no podían
continuar cuidándola y la llevaron al Hogar de Vida N°2. La remitieron al Hogar
de Vida N°1 en mayo pasado. Tiene una edad aproximada de entre 70 y 75 años.
Las personas que la cuidaban afirman que vivía en la puerta de una fábrica y
cuando decidieron rescatarla, la llamaban Shushú, de cariño. En la casa de
acogida decidieron cambiar por María Belén, para que pueda ser atendida en
centros de salud. Se presume que sí tiene familia propia, porque ella tiene una
dentatura postiza en buenas condiciones, a diferencia de otros adultos mayores,
que carecen de piezas dentales.
Contenido publicado originalmente en:
El Comercio
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