3 de agosto de 2015

José Tacuri y los nuevos 15 años

Oficialmente, las autoridades mexicanas reconocen 3 mil 177 migrantes desaparecidos entre 2010 y 2014, cifra ínfima ante las denuncias de defensores. Ante la CIDH el gobierno se comprometió a crear un mecanismo internacional de justicia para migrantes desaparecidos. Las familias lo urgen, como la de José Tacuri, un ecuatoriano que no ha vuelto a casa desde el 2013.

Concepción Peralta Silverio | En el Camino
José Tacuri cursaba el segundo grado de secundaria cuando embarazó a Tatiana, ambos de 15 años de edad; fue así que tomó la decisión de migrar.
El 30 de abril de 2013 dejó la moderna casa que sus padres construyeron durante cinco años en San Vicente las Caleras, cantón de Cuenca, y se fue a alcanzarlos a Long Island, Nueva York.
No iba solo, lo acompañaban su primo Jonathan Astudillo Tacuri, de 19 años, y su amigo Fernando Gutana, de 12 años.
Previa autorización de sus padres para obtener el pasaporte, por ser menores de edad, los tres amigos tomaron un avión a Guatemala. El 28 de mayo de 2013 José se reportó con su padre. Estaba en Nogales, Sonora, territorio mexicano, colindante con el estado americano de Arizona.
—Papi ya voy a salir. Deme la bendición. Voy al desierto.
Los “coyotes” dividieron a los migrantes en tres grupos. José iba con sus amigos en el dos. Caminaron la noche del 29 y 30 de mayo. José, de 1.67 centímetros de altura y un vigor envidiable, sorprendió al grupo cuando se sentó y no quiso avanzar.
—Sigan ustedes. Ahí los alcanzo—dijo determinante.
El “coyote” no permitió que el grupo se detuviera. Jonathan y Fernando le dejaron un galón con agua y bajaron el paso. El grupo que venía detrás los alcanzó horas más tarde, pero nunca vieron a José.
Al día siguiente “la migra” interceptó al grupo y todos cayeron presos, incluidos los coyotes a cargo, que a decir de los testigos tendrían entre 15 y 17 años. Jonathan y Fernando fueron llevados a un centro de detención en Houston, Texas. Dieron los datos para que buscaran a José, pero nadie lo encontró.
Miguel Marcelo Tacuri y Patricia Fabiola Ayabaca, sus padres, dedicados a la carpintería en Nueva York, contactaron a los Ángeles del Desierto para que lo buscaran, hasta ahora sin resultados.
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A diferencia de la mayoría de sus connacionales desaparecidos, a José toda su numerosa familia lo está buscando por mecanismos judiciales y denuncia pública. Sus primas Diana, Yeni y Alexandra tienen correo electrónico, skype y whatsapp, lo mismo los primos en Estados Unidos. Frecuentemente hablan al consulado de Ecuador en México en busca de noticias.
Sus tres tías en Cuenca van a las marchas, pegan cartelones, dan entrevistas. Hacen lo necesario para que las autoridades de Ecuador echen a andar los mecanismos institucionales y lo localicen: Presentaron su denuncia en la Fiscalía General del Estado, en la provincia del Azuay, es la número 010101813060752, tiene sus huellas dactilares, el certificado biométrico de la Dirección General de Registro Civil. Cuentan con los recibos de los depósitos que hicieron al “coyote”, seis mil de los 13 mil dólares que cobraría, tienen los números telefónicos de llamadas hechas y recibidas. Pruebas técnicas contundentes en los juicios contra los “coyoteros”.
La Fiscalía del estado identificó el tipo de infracción como Tráfico ilegal de migrantes. En ella se especifica que José salió rumbo a la ciudad de Guayaquil, con destino a Estados Unidos, que la tía paterna contrató los servicios del “coyote” llamado Carlos Luis Vargas.
Sin embargo, José sigue desaparecido y ni el gobierno de Ecuador ni el de México les ofrecen resultados. Un reporte de la prensa mexicana de junio de 2015 informó que la Unidad Especializada en Búsqueda de Personas Desaparecidas, creada en junio de 2013, ha localizado a 112 de las 26 mil personas desaparecidas en México, es decir 0.04 por ciento del total.
Nelly Ayabaca, tía de José, puso la denuncia correspondiente un mes después de la desaparición. Le mandaron por un poder de los papás, después la enviaron a la Fiscalía de los menores de edad. Dos años después, la llamada Fiscalía de Delincuencia Organizada Trasnacional e Internacional de la Provincia del Azuay no ha declarado a la familia ni les ha pedido los datos para ubicar a José .
En la historia de José existen tres “pasadores”: el de Estados Unidos que contactó el padre de José. El de Ecuador, que se lo llevó. Y el de México, que es el único que puede ubicar el punto exacto de su desaparición.
En la historia de José existen tres “pasadores”: el de Estados Unidos que contactó el padre de José. El de Ecuador, que se lo llevó. Y el de México, que es el único que puede ubicar el punto exacto de su desaparición. Y la única instancia que tiene posibilidad real de llegar a ellos es la Fiscalía General de Ecuador, con la ayuda de su similar en México. Un trabajo que en teoría hacen los consulados.
La realidad es que el Gobierno de México reconoció en marzo pasado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en Washington su inoperancia, al tiempo en que se comprometió a crear un mecanismo internacional de acceso a la justicia para víctimas y familiares de migrantes extranjeros desaparecidos en su territorio. Esto es que las familias puedan acceder a la justicia desde el lugar en donde están, que comenzará por crear las condiciones para que sus embajadas y consulados en otros países puedan atender estos casos, recibir denuncias y coordinarse con agencias y organismos nacionales e internacionales.
Oficialmente, México reconoce, a través del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), 25 mil 398 desaparecidos, hasta abril de 2015, más 595 casos del fuero federal. Ambas cifras suman 25 mil 993 desaparecidos en el país. Con una tendencia a la alza.
Y del total del fuero común, sólo 118 son identificados como extranjeros.
Por edad, el mayor rango se da en la población de 15 a 19 años, con 4 mil 033 desaparecidos, cifra acorde al incremento de menores migrantes que en 2014 creció en 178 por ciento, de acuerdo al número de menores asegurados por el Instituto Nacional de Migración (INM).
Por su parte, el INM reportó que de 2010 hasta febrero de 2014, tenía 3 mil 177 migrantes desaparecidos; mientras que organismo civiles, como el padre Alejandro Solalinde, director del albergue Hermanos en el Camino, aseguran que son hasta 10 mil los migrantes desaparecidos en México.
México tiene pendiente buscar a los ciudadanos de Centroamérica y otros países que han desaparecido en su territorio y debiera empezar por aportar cifras oficiales del problema.
“Este trabajo forma parte del proyecto En el Camino, realizado por la Red de Periodistas de a Pie con el apoyo de Open Society Foundations. Conoce más del proyecto aquí: enelcamino.periodistasdeapie.org.mx







Contenido publicado originalmente en:
Lado B

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