En la casa hay decenas de fotografías de Kerly. En muchas
aparece con una sonrisa. “Era la bromista y juguetona de la familia”, recuerda
su madre Rocío Mendoza. La joven, la segunda de tres hermanos, desapareció el
24 de septiembre del 2011 y cuatro años después su cadáver fue localizado en la
morgue de la Universidad Estatal de Guayaquil. Tenía 18 años.
Rocío Mendoza, madre de Kerly Veredesoto desaparecida hace 4 años. |
Hoy, los investigadores de la Dirección Nacional de Muertes
Violentas (Dinased) entregarán el cuerpo de la joven a sus padres. La familia
enterrará a Kerly en el cementerio de Milagro (Guayas). Así concluirán más de 1
300 días de incertidumbre y desconsuelo.
Hace dos semanas, los agentes llegaron a esa ciudad y
hablaron con Mendoza. Le dijeron que había fuertes sospechas de que uno de los
cadáveres que estaban en la morgue del complejo universitario podría ser el de
su hija. La llevaron a Guayaquil para que lo identificara. Le tomó menos de un
minuto reconocer a su hija. Se dio cuenta que era ella por un lunar que tenía
la joven en su pie derecho y su cabello. “Estaba intacto”, recuerda la mujer.
El cadáver permaneció desde el 2011 en una piscina con otros
cuerpos. La Facultad de Medicina de la Universidad de Guayaquil alberga
cadáveres que no han sido identificados en las morgues de la Policía. Si ningún
familiar reclama a las víctimas luego de seis meses del ingreso, estas son
trasladadas a los centros universitarios para estudios.
Los datos oficiales señalan que el cuerpo de Kerly fue
hallado el 2 de octubre del 2011 en la carretera que une Durán con Yaguachi, a
media hora de Milagro. Según el protocolo de autopsia, la joven fue
atropellada. El cadáver estuvo ocho meses en la morgue de Durán.
¿Cómo pudo pasar casi cuatro años sin ser reconocida? ¿Hubo
negligencia? El antropólogo forense Michael Santorum considera que hay
falencias en el sistema para reconocer los cadáveres. “No hay un protocolo para
levantar los datos. Recientemente se
hace esto. Antes no se manejaba nada de esta situación”.
El experto propone
que se cree un espacio digital público en donde se difundan datos de personas
que son halladas muertas y sin documentos. Así, los familiares pueden reconocer
de forma inmediata a las víctimas.
Frente a esto, la Dinased desarrollará desde esta semana
pericias a los 100 cuerpos que están en las morgues de la Universidad de
Guayaquil y en la Universidad Católica para comprobar si hay otros casos
similares al de Kerly. Mendoza denunció la desaparición de su hija un año
después. No lo hizo antes porque estaba segura de que la joven regresaría.
Ese 24 de septiembre, Kerly salió de casa enojada. Peleó con
sus padres y les dijo que no la querían y no respetaban sus gustos musicales.
“Le dio coraje, pero pensé que volvería. Lamentablemente no fue así”. Cifras de
la Dinased refieren que en el 2014 se reportaron 4 778 desapariciones. 4 569 de
esos casos se resolvieron, según los investigadores.
De esta última cifra, el 97% de personas fueron halladas con
vida. Del 3% de víctimas localizadas muertas, en el 0,6% se comprobó que las
asesinaron. Pese a que el protocolo de autopsia reveló que Kerly murió en un
accidente de tránsito, su madre todavía tiene dudas y cree que su hija pudo
haber sido víctima de un crimen. Sobre todo por la llamada que recibió en el
2012. Una mujer, con la “voz idéntica” a la de su hija le alertó que estaba en
la terminal terrestre de Santo Domingo. Le pidió ayuda, pero en ese momento
Mendoza oyó que la golpearon y la llamada se cortó. Luego, los agentes
detectaron que la comunicación salió del Oriente...
Contenido publicado originalmente en:
Javier Ortega
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