10 de octubre de 2014

Su hermano se extravió y ahora este policía busca a más desaparecidos

Nadie entiende mejor a los familiares de las personas desaparecidas, que Miguel, un policía que también tiene a su hermano extraviado desde el 2012.

Ninguno de los miembros de su familia ha podido estar en paz desde el 28 de marzo de ese año. La última vez que lo vieron, un amigo suyo lo recogió en el centro de Riobamba. “Dijo que se iba a comer y que volvía pronto, no nos imaginamos que ese sería el último día que estaría a nuestro lado”, dice afligido el uniformado.

Desde del día de su desaparición, poco se supo del joven que hoy tendría 29 años. Las escasas pistas de su paradero han llevado a su madre a recorrer ciudades como Guayaquil y Quito, y a emprender una desesperada búsqueda con carteles y anuncios en los medios de comunicación.

Pero los esfuerzos han sido inútiles, no lograron obtener más información del desaparecido. El policía recuerda con claridad el día que sus superiores le informaron que sería transferido a la Unidad de Personas Desaparecidas. Lo primero que pensó fue que esta sería una oportunidad para dedicarse de lleno a investigar la desaparición de su hermano. Sin embargo, desde que ingresó a su nuevo trabajo conoció otros casos similares al suyo que le conmovieron profundamente. 

A todos les ha puesto la misma atención y ya logró solucionar 10 de 12 casos. “Yo sé cómo se sienten las madres que pierden sus hijos, porque veo a la mía llorar todos los días. He sentido ese mismo dolor y por eso me desespero por ayudarles”.

De hecho, él es el primero en atender a las familias que llegan a denunciar una desaparición. “Lo primero que les digo, es que no están solos en su dolor y que ahora tampoco estarán solos en la búsqueda de sus seres queridos. Es mi responsabilidad, mi deber ayudarles. No quiero que sufran como yo”.

Un drama similar vive la familia Armas Orozco desde hace dos años. Luz América salió de su casa para comprar un cilindro de gas y no retornó. “El caso de mi hermana estaba cerrado según la Fiscalía, nos dijeron que ya no se podía hacer nada. Cuando acudimos a la Policía encontramos nuevas esperanzas. Hemos avanzado mucho en la investigación”, cuenta Ángel Orozco, hermano de la desaparecida.


“Mi hijo es un ejemplo. Está dedicado a buscar a su hermano y a la vez ayuda a las familias, estoy orgullosa de él”, cuenta la madre del policía.

Contenido publicado originalmente en:
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