Camilo Tobar |
A las 16:00 de ese día,
Camilo, de 51 años, salió de la panadería en la que trabajaba en Cumbayá, al
oriente de Quito, pero nunca llegó a su casa, “desde allí lo que tengo es el
silencio”, dice con la voz quebrada Cleila, que mañana cumple dos años sin ver
a su hijo.
Como ella, decenas de
personas marcharon este miércoles desde la Plaza de la Independencia, en el
centro de Quito, hasta la Fiscalía General del Estado con las mismos reclamos
que, desde hace un año demandan.
“Hay una sola fiscal
para 600 casos (entre desaparecidos y personas cuyos crímenes están impunes),
pedimos que se consolide una base de datos entre clínicas, morgues y centros de
acogida de personas que llegan a esos lugares”, leyó, entre otras demandas,
Lidia Rueda, secretaria de la Asociación de Familiares y Amigos de
Desaparecidos del Ecuador (Asfadec), afuera de la Fiscalía.
También exigen que les
proporcionen un abogado que los asesore legalmente en el proceso investigativo
y que el plan de recompensa de $ 200.000, planteado por el Ministerio del
Interior, se amplíe a más medios de comunicación.
Junto a Clelia se
encontraba Alexandra Córdova, madre del universitario David Romo, quien mañana
cumple, en cambio, 11 meses sin volver a casa. Ambas madres piden mayor
celeridad y coordinación interinstitucional para averiguar qué pasó con sus
seres queridos.
Unidad de Personas
Desaparecidas
Fidel Jaramillo,
Director de la Comisión de la Verdad de la Fiscalía, recibió a los marchantes
quienes esta vez se acompañaron en el trayecto de la canción 'Desapariciones'
de Rubén Blades.
El funcionario explicó
que el pedido de más fiscales para investigar los casos se ha cumplido.
“Actualmente están cinco fiscales trabajando y cuentan con todas las
herramientas para realizar las investigaciones”.
El martes pasado, la
Fiscalía informó que se posesionó a cuatro funcionarios para la Unidad de
Especializada en Investigación de Personas Desaparecidas, quienes continuarán
con los 40 casos que indaga esta entidad.
Mientras tanto Cleila,
se encomienda todos los días a Dios y no pierde la esperanza de que “algún rato
me ponga en un camino y dirija los pasos que me lleven a Camilo”.
Publicado originalmente en:
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Monitoreo de medios de comuncación
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