17 de abril de 2014

"Tenemos todo el derecho del mundo a saber que ha sido de nuestros seres queridos"


Dos años sin Camilo 
Más tristeza y mucha bronca es lo que siento cada 17, el grave problema de los desaparecidos está golpeando a la conciencia de la comunidad, los principales afectados somos, sin duda, los familiares que exigimos permanentemente verdad, justicia y encontrar a todos los culpables.

Madre y hermana de Camilo. Foto: GR
Después que un ser querido desaparece, en la familia queda un vacío bastante más grande que cuando ese familiar fallece por distintas causas, tres palabras son la clave: memoria, verdad y justicia. Esos son los principales objetivos que perseguimos las familias de los desaparecidos, siendo lo principal que la memoria no se borre, que los desaparecidos se puedan encontrar y enterrar dignamente, que se sepa la verdad. Eso es  importantísimo para que más tarde pueda haber una justicia que juzgue a las personas como se merecen.

Tenemos todo el derecho del mundo a saber que ha sido de nuestros seres queridos, desde ese mundo del silencio a la que los han condenado a "vivir", golpean a nuestra conciencia y les decimos que no claudicarán nuestros reclamos de justicia, nuestra búsqueda de verdad, nuestra memoria y nuestro amor por ellos.

La desaparición es un hecho terrible. El no saber es lo que en realidad mata por dentro a las personas; el no saber dónde está aquella persona a la que quieres; el no saber si está vivo o muerto. No poseer sus restos, no poder tan si quiera enterrarlos. No poder entender que tal vez no volverán.

Masticamos la impunidad del gobierno con los distintos ministros y demás autoridades del país. Pero nunca nos rendimos. Siempre resistimos, siempre seguimos luchando. Siguen sumando casos y promesas y no hay avances en ningún caso. Estas frías instituciones en donde te buscamos sólo pueden entibiarse e iluminarse con fuego, tal vez en nuestra vida no veamos nacer esta tal Revolución, pero en cada braza que arde y que en nuestras marchas vemos, soplamos con todo nuestro aliento. No dejaremos de soplar en la ceniza. Ya verás, hermano, si no somos nosotros, nuestros hijos harán una hoguera que brillará por la eternidad.

¿Cuántos años habrán pasado
desde la última vez que te vi?
Aunque quiera no te he olvidado,
eres el fondo de mi sufrir.
A los que ya no los vemos,
a los que un día se alejaron
desde entonces se vive un infierno,
porque no los encontramos.
Aún tengo tu cuarto sin tocar,
las palabras que dijiste ayer,
no me canso de buscar
hasta que te vuelva a ver.
A los años que se detuvieron,
a los días que no pasan
desde el último lugar en que te vieron
mi búsqueda no se cansa.
A los que lloramos sin saber
y tener un lugar donde verlos,
¿Cuánto tiempo habrá pasado
desde que no vivo esta vida?
En que mi corazón se ahoga,
siente que no palpita.
A los que esperamos a diario,
a los que se ocultan en sombras
que ya no encuentro espacio,
para toda esta zozobra.
Que mi alma no descanza,
aún después que me muera
en mi espíritu no habrá calma
hasta el día en que te vea.
A los que recordamos sin pausa,
a los que pensamos sin parar
¿como explicamos la causa
porqué ya no estás?
¿Cuántos días habrán pasado
desde mi última sonrisa?
Porque esta vida me ha martillado
sobre la misma herida.
A los que miramos en fotos
a los que publicamos en los medios,
¡Es este maldito ahogo!
de buscar salida al infierno.
Han pasado veinte años,
habrá pasado mi vida,
pero te sigo buscando
hasta mi último día.


Pilar Tobar del Carbo

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