¿Dónde estás, hermano? Quiero que sepas que no hemos dejado de buscarte.
Las investigaciones no han continuado solo nos dicen
que hay que esperar resultados y que no pueden hacer nada. Te queremos de
vuelta. Vivo.
¿Dónde estás, hermano? Quiero que sepas que no hemos dejado de buscarte.
Las investigaciones no han continuado solo nos dicen
que hay que esperar resultados y que no pueden hacer nada. Te queremos de
vuelta. Vivo.
En
una manifestación afuera del Palacio de Gobierno donde se iba
a realizar el minuto cívico, nos quisieron retirar y al final nos
engañaron:
nos dijeron que el Presidente nos iba atender y nos darían una cita a
partir de mayo, luego cambiaron a octubre y por fin el 11 de diciembre
nos recibió el presidente Rafael Correa. Reunión intensa, fuerte, llena de emociones y
con muchas
expectativas de aquí en adelante.
Te queremos a ti.
Jamás volvimos a ver al teniente que investigaba tu caso, entendemos que nos
han asignado otro, que no sabemos ni su nombre. A la Fiscalía vamos poco ¿Cuál
es el sentido sí no hacen nada? Lo último que nos dijeron era que no había
nada, como si se te hubiera tragado la tierra. Siento un coraje, resentimiento.
Hemos ido a la Defensoría del Pueblo, Consejo de la Judicatura, marchas, plantones,
reuniones en el Ministerio del Interior, Justicia, con la Policía. A
veces
siento que andas cerca, aunque no te vea y eso me da alegría. Pido a
Dios que por lo menos estés con vida y que tengas el pan de
cada día, que tengas que vestir y que Dios te dé un rayito de su luz.
Quisiera pensar en ti, como cuando se te pierde algo y de repente lo
encuentras. Pero las cosas no son así. Creo que hemos aprendido a vivir
con el
dolor. Se siente algo indescriptible, angustia, dolor. Mi mamá es
fuerte, no se
acobarda, a pesar de que en momentos quiere rendirse. Cómo te extraño
Cami:
siempre tan servicial, arreglando, componiendo todo lo que estaba a tu
alcance. Hacías de todo, plomería, mecánica; eléctrico y hasta de
chofer.
Los vecinos te extrañan. Pusimos tu foto en internet, en la página de los
Desaparecidos en Ecuador, la Policía también hizo lo propio en su página web.
Todos pensamos en qué te estarán haciendo, vemos las noticias y nos imaginamos que
algo así te pudo haber sucedido. Mi mamá
tiene mucha fe en que regresarás. La fe es lo que nos tiene con vida. No
sabemos qué hacer, ni a dónde buscar. En estos momentos mi mamá sólo quiere
saber si estás con vida o si estás muerto para llevarte una flor.
Tenemos la esperanza que las cosas
comiencen a dar frutos con las últimas
acciones, decisiones y órdenes presidenciales. ¿Qué más nos queda?
Al casi finalizar este año, quiero agradecer a todos los que nos
acompañan en tu búsqueda, a quienes nos han brindado sus hombros y sus
pañuelos, a quienes nos han ayudado a sostener la sonrisa.
Agradecerte a ti
también Cami, quien fue el primer hijo de mi madre en trabajar, el primero en
cantar ebrio de alegría, en fumarse las penas, en arriesgar la cordura. A ti te
agradezco el ejemplo en el nomadismo real y espiritual. Te agradezco que me
dejes ser su hermana mayor y que con
estos golpes me hagas entender lo que es la fraternidad y el coraje.
Amor y locura han sido nuestras lámparas en tu búsqueda hermano. Mi
madre se reconforta viéndote en sueños. Por las noches yo te imagino
hurgar en la
cocina, te gustaba tanto comer.
Te
buscamos, a veces lloramos, pero otras veces se nos infla el pecho como una
máquina de vapor, a punto de estallar de odio contra todos los cómplices de tu desaparición. Pensamos en ti todos los días,
no dejamos de rezar y pedir por ti todos los domingos en Misa, como quien no
tiene más que la certeza de que tu regreso sólo será posible por la
participación de un gigante. Somos infatigables, tarde o temprano nos veremos,
no importa que nuestra marcha nos lleve
a los tribunales del juicio final, ahí donde nos encontraremos con los judas y
caínes de nuestra historia. No importa, nuestro destino es encontrarnos.
A quienes me han acompañado, a mí, a mi familia, amigos, conocidos, a la
Asociación de Familiares y Amigos de los
Desaparecidos, a Desaparecidos en Ecuador, medios de comunicación, prensa escrita, etc., etc.,
GRACIAS.
A todos aquellos que se han acercado y no han visto con los ojos de morbo, quienes no
nos han apuntado con su dedo diciendo: “seguro desapareció porque en algo malo
andaba”, a quienes cobardemente no nos han invitado a elaborar un duelo, a los que no han
cerrado sus oídos y sus ojos para poder seguir bailando, sino que han entendido con nosotros que no estamos en un accidente
sino que la tragedia es también suya.
Tal vez no nos quede corazón para perdonarlos como hizo el José de Jacob, pero
tendremos suficiente corazón para no perder la felicidad y la alegría, propia y
de nosotros. Hermano, hoy más que nunca,
estás entre nosotros.
Jamás volvimos a ver al teniente que investigaba tu caso, entendemos que nos
han asignado otro, que no sabemos ni su nombre. A la Fiscalía vamos poco ¿Cuál
es el sentido sí no hacen nada? Lo último que nos dijeron era que no había
nada, como si se te hubiera tragado la tierra. Siento un coraje, resentimiento.
Hemos ido a la Defensoría del Pueblo, Consejo de la Judicatura, marchas, plantones,
reuniones en el Ministerio del Interior, Justicia, con la Policía. A
veces
siento que andas cerca, aunque no te vea y eso me da alegría. Pido a
Dios que por lo menos estés con vida y que tengas el pan de
cada día, que tengas que vestir y que Dios te dé un rayito de su luz.
Quisiera pensar en ti, como cuando se te pierde algo y de repente lo
encuentras. Pero las cosas no son así. Creo que hemos aprendido a vivir
con el
dolor. Se siente algo indescriptible, angustia, dolor. Mi mamá es
fuerte, no se
acobarda, a pesar de que en momentos quiere rendirse. Cómo te extraño
Cami:
siempre tan servicial, arreglando, componiendo todo lo que estaba a tu
alcance. Hacías de todo, plomería, mecánica; eléctrico y hasta de
chofer.
Los vecinos te extrañan. Pusimos tu foto en internet, en la página de los
Desaparecidos en Ecuador, la Policía también hizo lo propio en su página web.
Todos pensamos en qué te estarán haciendo, vemos las noticias y nos imaginamos que
algo así te pudo haber sucedido. Mi mamá
tiene mucha fe en que regresarás. La fe es lo que nos tiene con vida. No
sabemos qué hacer, ni a dónde buscar. En estos momentos mi mamá sólo quiere
saber si estás con vida o si estás muerto para llevarte una flor.
Tenemos la esperanza que las cosas
comiencen a dar frutos con las últimas
acciones, decisiones y órdenes presidenciales. ¿Qué más nos queda?
Al casi finalizar este año, quiero agradecer a todos los que nos
acompañan en tu búsqueda, a quienes nos han brindado sus hombros y sus
pañuelos, a quienes nos han ayudado a sostener la sonrisa.
Agradecerte a ti
también Cami, quien fue el primer hijo de mi madre en trabajar, el primero en
cantar ebrio de alegría, en fumarse las penas, en arriesgar la cordura. A ti te
agradezco el ejemplo en el nomadismo real y espiritual. Te agradezco que me
dejes ser su hermana mayor y que con
estos golpes me hagas entender lo que es la fraternidad y el coraje.
Amor y locura han sido nuestras lámparas en tu búsqueda hermano. Mi
madre se reconforta viéndote en sueños. Por las noches yo te imagino
hurgar en la
cocina, te gustaba tanto comer.
Te
buscamos, a veces lloramos, pero otras veces se nos infla el pecho como una
máquina de vapor, a punto de estallar de odio contra todos los cómplices de tu desaparición. Pensamos en ti todos los días,
no dejamos de rezar y pedir por ti todos los domingos en Misa, como quien no
tiene más que la certeza de que tu regreso sólo será posible por la
participación de un gigante. Somos infatigables, tarde o temprano nos veremos,
no importa que nuestra marcha nos lleve
a los tribunales del juicio final, ahí donde nos encontraremos con los judas y
caínes de nuestra historia. No importa, nuestro destino es encontrarnos.
A quienes me han acompañado, a mí, a mi familia, amigos, conocidos, a la
Asociación de Familiares y Amigos de los
Desaparecidos, a Desaparecidos en Ecuador, medios de comunicación, prensa escrita, etc., etc.,
GRACIAS.
A todos aquellos que se han acercado y no han visto con los ojos de morbo, quienes no
nos han apuntado con su dedo diciendo: “seguro desapareció porque en algo malo
andaba”, a quienes cobardemente no nos han invitado a elaborar un duelo, a los que no han
cerrado sus oídos y sus ojos para poder seguir bailando, sino que han entendido con nosotros que no estamos en un accidente
sino que la tragedia es también suya.
Tal vez no nos quede corazón para perdonarlos como hizo el José de Jacob, pero
tendremos suficiente corazón para no perder la felicidad y la alegría, propia y
de nosotros. Hermano, hoy más que nunca,
estás entre nosotros.
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