Por Gabriela Vilca*
En Ecuador los
casos de desapariciones son pan de cada día, y esta verdad se ve reflejada en
el creciente número de múltiples carteles exclamando “Ayúdanos a encontrarlo”
pegados en postes a la vista del público. Y es que el número de desaparecidos,
por cada año, no hace más que aumentar. En sí, según las últimas estadísticas
brindadas por la Fiscalía General del Estado existen 1.495 casos en
investigación de personas desaparecidas a nivel nacional, consideradas desde
1970 al primer semestre de 2018. Sin embargo en estos datos fríos, sin rostro,
jamás se incluyen las horas de insomnio ni el dolor por el que los familiares
acontecen al no saber dónde se encuentra aquel que nunca volvió a casa.
Pilar Tobar y Clelia Abril
junto a la cartelera de Camilo Tobar/ Foto: Gabriela Vilca
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“A mí no me
interesa saber quien fue, sino encontrarle a mi hermano. Vivo o muerto, pero
encontrarle”, es lo que expresa Pilar Tobar, hermana de Camilo Tobar, padre de
familia de dos niñas, y visto por última vez el 17 de abril del 2012 mientras
se encaminaba hacia El Chaquiñán en Cumbayá.
El último contacto con Camilo fue por medio de su pareja gracias a una llamada telefónica a las 16:20. En ese entonces, Camilo cortó la llamada muy pronto diciendo que estaba ocupado, pero sería al día siguiente cuando su familia se preocupó por su ausencia en el trabajo y empezó la búsqueda encarnizada por su paradero, que su pareja comentaría lo extraño que le pareció el completo silencio de fondo dentro de la llamada. Aún así esa llamada fue el último signo de vida que Camilo dio a su familia hasta la actualidad.
El último contacto con Camilo fue por medio de su pareja gracias a una llamada telefónica a las 16:20. En ese entonces, Camilo cortó la llamada muy pronto diciendo que estaba ocupado, pero sería al día siguiente cuando su familia se preocupó por su ausencia en el trabajo y empezó la búsqueda encarnizada por su paradero, que su pareja comentaría lo extraño que le pareció el completo silencio de fondo dentro de la llamada. Aún así esa llamada fue el último signo de vida que Camilo dio a su familia hasta la actualidad.
“No es necesario que tu familiar esté
desaparecido más de 24 horas para denunciar, lo puedes hacer
inmediatamente en la Fiscalía más cercana”, anuncia amablemente la página web
de la Fiscalía General del Estado al entrar en
el apartado de Desaparecidos, pero Pilar Tobar asegura que el proceso de
denuncia y búsqueda dentro de la Fiscalía no es tan floreado como lo pone la
frase anterior. Pilar argumenta que la Fiscalía, principalmente, no comienza
rápidamente la investigación como debería porque existe bastante prejuicio y
falta de seriedad dentro del organismo. “Si eres joven, hombre o mujer, pues te
fuiste con tu pareja, te embarazaste o te fuiste de juerga. Si eres adulto, por
los 20 años, le traicionaste a tu mujer, estas cansada de tu esposo, te fuiste
con el amante, tienes deudas y no puedes pagar”, dice Pilar. También expone que
en el país hay una gran falta de leyes que protejan la búsqueda de
desaparecidos. Por ejemplo, una jurisprudencia que diga que se puede juzgar a
algún sospechoso en la ausencia del cadáver desaparecido; así como la falta de
capacitación o educación en el país en materia de búsqueda de personas desaparecidas,
tanto en fiscales como policías. No hay universidades en el Ecuador que enseñen
a médicos, sociólogos, abogados; y sobretodo psicólogos forenses.
Y ciertamente, de
acuerdo a un artículo publicado en El Comercio se resalta que la Fiscalía reconoció ante la CIDH
que solo Guayas, Pichincha, El Oro, Los Ríos, Manabí y Azuay tienen personal “exclusivo”
para esos casos. En el mismo artículo el fiscal Wilson Toainga asegura que “en
el resto de provincias, los casos de desaparecidos son atendidos por fiscales
multicompetentes”. Es decir, que el agente designado al caso no solo investiga
las desapariciones, sino que también se especializa en asuntos relacionados con
accidentes de tránsito, robo de autos, teléfonos, etc.
En el caso de
Camilo Tobar la Fiscalía no ha obtenido ningún resultado provechoso ni de
utilidad. Durante los seis primeros meses se hizo un estudio, un análisis de
llamadas telefónicas que no
arrojó absolutamente nada. “En el estudio la mayoría son informes de las
telefónicas, 6 años de investigar solamente llamadas telefónicas, ¿qué puedes
sacar de ahí? Igual llaman a rendir versión, a los mismos y los mismos. Llega
un momento en que estas personas que han rendido versión dicen que no
recuerdan, que fue hace mucho. Es una perdedera de tiempo”, exclama Pilar con
indignación.
Pero Clelia
Abril, madre de Camilo Tobar, comenta con una fortaleza forjada a pulso en los
fuegos de la vida que ella sí que espera por él; aunque cabe mencionar que su
espera nunca ha sido inactiva. Al principio de su búsqueda, y debido a un
correo electrónico de Inredh que convocaba a un primer plantón con los
familiares de los desaparecidos, Pilar Tobar y su madre decidieron ir a la
Plaza de la Independencia donde conocieron por primera vez a Walter Garzón,
Luis Sigcho y Telmo Pacheco, fundadores de la Asociación de Familiares de Personas Desaparecidas (Asfadec). Y, desde entonces ambas se sumaron junto a
ellos al trabajo continuo de la asociación.
La Asociación de Familiares de Personas
Desaparecidas (Asfadec), fundada el 28 de
abril del 2012, se creó a raíz de la desaparición de Carolina Garzón, hija de
Walter Garzón. Telmo Pacheco, actual presidente de la Asfadec, con ojos
cansados y actitud apaciguadora cuenta que la principal lucha de su
organización es impedir que la gente pase por misma tragedia que sus
integrantes. Tal como su caso, al tener desaparecido a su hijo, Telmo
Orlando Pacheco Aguilar, desde el 28 de octubre de 2011. Pacheco comenta que en
sus actividades como asociación han hecho plantones todos los miércoles a veces
frente al Palacio de Gobierno y a veces frente a la Fiscalía; así como marchas
y festivales en son de los desaparecidos. Tras su lucha se formó la Dirección de Delitos contra la
Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestro (Dinased) y una Fiscalía para desaparecidos, aunque Pacheco afirma
que ambas instituciones no tienen personal capacitado como se debe. Por
ejemplo, en la Dinased apenas les dieron 120 horas de capacitación. Además,
Telmo afirma que el ex fiscal Galo Chiriboga reconoció que “en el Ecuador la
desaparición de personas se les fue de las manos porque no están preparados.
Así como las inconsistencias que se han mostrado en las estadísticas brindadas
por los organismos”. A pesar de todo esto, Asfadec ha logrado que se agilicen
los procesos en la Fiscalía, y mediante sus propios medios y recursos han
ayudado y guiado a los familiares de las personas desaparecidas en sus casos,
han creando un blog donde se visibilizan los datos de la mayoría de
desaparecidos en el país. Sobretodo se han acompañado entre sí en su
inalcanzable lucha por encontrar a aquellos que perdieron.
Finalmente,
volviendo al caso de la familia Tobar se puede decir que a pesar del peso de la
ausencia en los corazones de sus integrantes, en ellos sigue conservándose
cierta alegría al rato de reunirse en familia, y al momento de replicar cómo
han sobrellevado la tragedia hasta hoy dicen que “con la voluntad, la fuerza.
Saber que todos los días son nuevos, y que todos los días hay una posibilidad
de que algo salga a la luz, de que algo encontremos. (…) Creo que la esperanza
de que haya algo, algún momento no la perdemos y eso es lo que nos anima a
todos los días a estar en la calle, buscando, investigando, golpeando puertas,
saliendo a las marchas, exigiendo, reclamando, posteando doscientas mil cosas
en el Facebook. Todos los días estar ahí con la foto, con la foto, con la foto,
con la esperanza de que en algún momento alguien va a ser sensibilizado y va a
dar una noticia”, reflexiona Pilar Tobar.
* Estudiante de la Universidad de las Américas (UDLA).
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