12 de noviembre de 2018

La familia que sigue esperando una respuesta


Por Gabriela Vilca*

En Ecuador los casos de desapariciones son pan de cada día, y esta verdad se ve reflejada en el creciente número de múltiples carteles exclamando “Ayúdanos a encontrarlo” pegados en postes a la vista del público. Y es que el número de desaparecidos, por cada año, no hace más que aumentar. En sí, según las últimas estadísticas brindadas por la Fiscalía General del Estado existen 1.495 casos en investigación de personas desaparecidas a nivel nacional, consideradas desde 1970 al primer semestre de 2018. Sin embargo en estos datos fríos, sin rostro, jamás se incluyen las horas de insomnio ni el dolor por el que los familiares acontecen al no saber dónde se encuentra aquel que nunca volvió a casa.

Pilar Tobar y Clelia Abril junto a la cartelera de Camilo Tobar/ Foto: Gabriela Vilca



“A mí no me interesa saber quien fue, sino encontrarle a mi hermano. Vivo o muerto, pero encontrarle”, es lo que expresa Pilar Tobar, hermana de Camilo Tobar, padre de familia de dos niñas, y visto por última vez el 17 de abril del 2012 mientras se encaminaba hacia El Chaquiñán en Cumbayá.  

El último contacto con Camilo fue por medio de su pareja gracias a una llamada telefónica a las 16:20. En ese entonces, Camilo cortó la llamada muy pronto diciendo que estaba ocupado, pero sería al día siguiente cuando su familia se preocupó por su ausencia en el trabajo y empezó la búsqueda encarnizada por su paradero, que su pareja comentaría lo extraño que le pareció el completo silencio de fondo dentro de la llamada. Aún así esa llamada fue el último signo de vida que Camilo dio a su familia hasta la actualidad.


“No es necesario que tu familiar esté desaparecido más de 24 horas para denunciar, lo puedes hacer inmediatamente en la Fiscalía más cercana”, anuncia amablemente la página web de la Fiscalía General del Estado al entrar en el apartado de Desaparecidos, pero Pilar Tobar asegura que el proceso de denuncia y búsqueda dentro de la Fiscalía no es tan floreado como lo pone la frase anterior. Pilar argumenta que la Fiscalía, principalmente, no comienza rápidamente la investigación como debería porque existe bastante prejuicio y falta de seriedad dentro del organismo. “Si eres joven, hombre o mujer, pues te fuiste con tu pareja, te embarazaste o te fuiste de juerga. Si eres adulto, por los 20 años, le traicionaste a tu mujer, estas cansada de tu esposo, te fuiste con el amante, tienes deudas y no puedes pagar”, dice Pilar. También expone que en el país hay una gran falta de leyes que protejan la búsqueda de desaparecidos. Por ejemplo, una jurisprudencia que diga que se puede juzgar a algún sospechoso en la ausencia del cadáver desaparecido; así como la falta de capacitación o educación en el país en materia de búsqueda de personas desaparecidas, tanto en fiscales como policías. No hay universidades en el Ecuador que enseñen a médicos, sociólogos, abogados; y sobretodo psicólogos forenses.


Y ciertamente, de acuerdo a un artículo publicado en El Comercio se resalta que la Fiscalía reconoció ante la CIDH que solo Guayas, Pichincha, El Oro, Los Ríos, Manabí y Azuay tienen personal “exclusivo” para esos casos. En el mismo artículo el fiscal Wilson Toainga asegura que “en el resto de provincias, los casos de desaparecidos son atendidos por fiscales multicompetentes”. Es decir, que el agente designado al caso no solo investiga las desapariciones, sino que también se especializa en asuntos relacionados con accidentes de tránsito, robo de autos, teléfonos, etc.


En el caso de Camilo Tobar la Fiscalía no ha obtenido ningún resultado provechoso ni de utilidad. Durante los seis primeros meses se hizo un estudio, un análisis de llamadas telefónicas que no arrojó absolutamente nada. “En el estudio la mayoría son informes de las telefónicas, 6 años de investigar solamente llamadas telefónicas, ¿qué puedes sacar de ahí? Igual llaman a rendir versión, a los mismos y los mismos. Llega un momento en que estas personas que han rendido versión dicen que no recuerdan, que fue hace mucho. Es una perdedera de tiempo”, exclama Pilar con indignación.  


Pero Clelia Abril, madre de Camilo Tobar, comenta con una fortaleza forjada a pulso en los fuegos de la vida que ella sí que espera por él; aunque cabe mencionar que su espera nunca ha sido inactiva. Al principio de su búsqueda, y debido a un correo electrónico de Inredh que convocaba a un primer plantón con los familiares de los desaparecidos, Pilar Tobar y su madre decidieron ir a la Plaza de la Independencia donde conocieron por primera vez a Walter Garzón, Luis Sigcho y Telmo Pacheco, fundadores de la Asociación de Familiares de Personas Desaparecidas (Asfadec). Y, desde entonces ambas se sumaron junto a ellos al trabajo continuo de la asociación.


La Asociación de Familiares de Personas Desaparecidas (Asfadec), fundada el 28 de abril del 2012, se creó a raíz de la desaparición de Carolina Garzón, hija de Walter Garzón. Telmo Pacheco, actual presidente de la Asfadec, con ojos cansados y actitud apaciguadora cuenta que la principal lucha de su organización es impedir que la gente pase por misma tragedia que sus integrantes. Tal como su caso, al tener desaparecido a su hijo, Telmo Orlando Pacheco Aguilar, desde el 28 de octubre de 2011. Pacheco comenta que en sus actividades como asociación han hecho plantones todos los miércoles a veces frente al Palacio de Go­bierno y a veces frente a la Fiscalía; así como marchas y festivales en son de los desaparecidos. Tras su lucha se formó la Dirección de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestro (Dinased) y una Fiscalía para desaparecidos, aunque Pacheco afirma que ambas instituciones no tienen personal capacitado como se debe. Por ejemplo, en la Dinased apenas les dieron 120 horas de capacitación. Además, Telmo afirma que el ex fiscal Galo Chiriboga reconoció que “en el Ecuador la desaparición de personas se les fue de las manos porque no están preparados. Así como las inconsistencias que se han mostrado en las estadísticas brindadas por los organismos”. A pesar de todo esto, Asfadec ha logrado que se agilicen los procesos en la Fiscalía, y mediante sus propios medios y recursos han ayudado y guiado a los familiares de las personas desaparecidas en sus casos, han creando un blog donde se visibilizan los datos de la mayoría de desaparecidos en el país. Sobretodo se han acompañado entre sí en su inalcanzable lucha por encontrar a aquellos que perdieron.


Finalmente, volviendo al caso de la familia Tobar se puede decir que a pesar del peso de la ausencia en los corazones de sus integrantes, en ellos sigue conservándose cierta alegría al rato de reunirse en familia, y al momento de replicar cómo han sobrellevado la tragedia hasta hoy dicen que “con la voluntad, la fuerza. Saber que todos los días son nuevos, y que todos los días hay una posibilidad de que algo salga a la luz, de que algo encontremos. (…) Creo que la esperanza de que haya algo, algún momento no la perdemos y eso es lo que nos anima a todos los días a estar en la calle, buscando, investigando, golpeando puertas, saliendo a las marchas, exigiendo, reclamando, posteando doscientas mil cosas en el Facebook. Todos los días estar ahí con la foto, con la foto, con la foto, con la esperanza de que en algún momento alguien va a ser sensibilizado y va a dar una noticia”, reflexiona Pilar Tobar.



* Estudiante de la Universidad de las Américas (UDLA).









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